¿Hasta dónde puede crecer la financiación alternativa en España?
Desde un punto de vista global, hay varios factores que van a inclinarse por favorecer el apogeo de la financiación no bancaria en España. Y esto, a pesar de que aún la cuota de mercado es inferior a la que viene a ocupar en otros países de nuestro entorno, como Alemania o Reino Unido.
Las razones son varias y, algunas de ellas, bastante evidentes. De un lado, a pesar de que la banca tradicional ha bajado indiscutiblemente sus ratios de crédito y las aportaciones a pequeñas y medianas empresas, aún el grifo lleva algo de caudal, si bien es cierto que en momentos puntuales los empresarios lo perciben como seco o cerrado.
De otro lado, es cierto que la estructura empresarial española está repleta de pymes y micropymes familiares bastante conservadoras en el papel que la deuda puede jugar en procesos de crecimiento y creación de valor, y que focalizan en ocasiones excesivamente en el único parámetro de costes financieros, sin calibrar otras ventajas tácticas y operativas.
Como apunta desde el Departamento de Riesgos de DEXTER, Rubén Miñarro, “no todos los pequeños empresarios son capaces de ver el potencial del capital privado, la velocidad que puede imprimir a cualquier estructura en los procesos de producción… aún España en este sentido va un paso por detrás”.
A ello añade Miñarro que, dentro del ritmo de avance del capital privado en España, “lo positivo es que encontramos muy habitual el caso de empresas que, por sus hitos de crecimiento, adolecen aún de fundamentos, de músculo, de peso en el balance como para que entre la banca tradicional considerando la apuesta atractiva… nosotros buscamos en este perfil de empresarios con los que trabajamos no sólo el rol de financiador sino, más allá, de socio, de compañero de viaje; la diferencia no es precisamente menor”, concluye Miñarro.