Crédito a empresas: dónde estamos, hacia dónde vamos

Es ‘vox populi’ entre los pequeños y medianos empresarios, especialmente, que el crédito a empresas ha estado en los últimos años en niveles más bajos no de lo recomendable sino de lo necesario para sacar adelante numerosos proyectos en los más diversos sectores productivos.

            No siempre se llega con los recursos propios, con la tesorería de efectivo en caja, pero por fortuna para esas pymes, en la última década y en el último lustro, se ha incrementado el peso de la financiación alternativa con capital privado, más allá de las disposiciones de la banca tradicional.

No es ningún secreto que en la raíz de este menor endeudamiento general de las empresas se encuentra un fuerte retroceso precisamente de ese crédito bancario. En 2008, el saldo de crédito a empresas superaba el billón de euros. Hoy, ese volumen es de 540.000 millones. Y la mayor parte de esta contracción se debe, como es fácil imaginar, al crédito inmobiliario y de construcción, con una reducción del saldo de 370.000 millones.

En medio de esa mayor aversión al riesgo de los instrumentos y vehículos tradicionales, la financiación alternativa se ha instituido en un recurso tremendamente útil, con el que el pequeño y mediano empresario se ha familiarizado, y en el que ese empresario sabe jugar sus bazas: el cuándo, el cómo y el por qué recurre a fondos de inversión y fondos-deuda”, señala Alfonso Merlos, vicepresidente de DEXTER.