"DEXTER lleva a cabo un proceso de investigación y análisis exhaustivo que permite a sus fondos determinar si la empresa solicitante reúne los requisitos para recibir el capital"
Una de las claves de la solidez de DEXTER en su prestación de servicios a los clientes es la seguridad y el confort que les da ante cada operación. Dentro de este concepto y de este proceso, la ‘due diligence’ es una ficha clave, en la medida en que permite evaluar los riesgos asociados, en la mayor parte de los casos, a un préstamo con garantía hipotecaria.
DEXTER lleva a cabo un proceso de investigación y análisis exhaustivo que permite a sus fondos determinar si la empresa solicitante reúne los requisitos para recibir el capital y, por consiguiente, para el desarrollo de la operación empresarial planteada, con frecuencia en el ámbito inmobiliario.
El análisis financiero y contable, la evaluación legal, el análisis de riesgos propiamente contemplado, la revisión de recursos humanos y los sistemas de la empresa solicitante, y el propio diagnóstico del mercado y sus tendencias son todos elementos, variables, a través de los cuales la ‘due diligence’ toma forma y orientación.
La revisión de los estados financieros de la empresa solicitante o la evaluación de su capacidad para generar ingresos y beneficios en el futuro son factores que determinan sobremanera el resultado final de la ecuación.
No es menos importante contemplar la operación desde la óptica legal, y al propio empresario desde la misma. Ello conlleva la revisión de los contratos relacionados con el solicitante: contratos de empleados, de clientes y proveedores, posibles litigios en curso… de nuevo, son elementos que ayudan a acotar debidamente los riesgos asociados a la operación planteada.
El Director de Análisis de Riesgos de DEXTER, José Enrique Chasserot es meridianamente claro en este sentido: “en función del nivel de detalle y de la complejidad que marca la propia operación, los factores a analizar en la ‘due diligence’ serán más o menos extensos; pero, en definitiva, hay una garantía y un denominador común en todos los procesos, y no puede ser otro que el rigor”, concluye Chasserot.